Barbos a la orilla del embalse de Fuentes Claras, el viernes.
estación depuradora “no son, en ningún caso, la causa de la muerte de los peces”, según detalló Hernández Herrero, incidiendo en que los aliviaderos “son absolutamente reglamentarios y cumplen con los requisitos” exigidos por la Junta de Castilla y León, por lo que el agua que sale de estos aliviaderos “es agua de lluvias, con un pequeño porcentaje de aguas residuales”.
De la misma forma, el portavoz del equipo de Gobierno señaló que Fuentes Claras, en la actualidad, registra una “sobrepoblación” de peces, por lo que a la CHD se le pide, “por ser la institución competente al efecto”, que “de manera inmediata” proceda a la retirada de los peces muertos.
También se le pide a la confederación que adopte “cuantas medidas técnicas resulten necesarias tendentes a corregir la situación detectada” y se le requiere a realizar “de modo urgente” las actividades de mantenimiento de los cauces, cuyo estado resulta “preocupante” ante una “eventual avenida de agua”, así como del propio embalse, con el fin de garantizar el estado adecuado de sus elementos.
Decenas de peces han aparecido muertos, desde hace dos semanas, en el embalse de Fuentes Claras, pero nadie los ha retirado y el proceso de descomposición avanza, por lo que el Ayuntamiento de Ávila se ha dirigido a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) para que retire los restos.
La carta detalla las causas que han provocado la muerte de los peces –más de 40 barbos de gran tamaño, según el portavoz del equipo de Gobierno, José Francisco Hernández-, después de las investigaciones realizadas por la empresa Aqualia, responsable de la gestión del servicio de aguas de la ciudad, así como de su depuración.
Los días 12 y 21 de octubre, Aqualia emitió sendos informes con los hechos acontecidos, tras detectarse la presencia de peces muertos en el embalse.
Tras una descripción de los posibles factores determinantes de la muerte de los peces, los informes concluyen que la causa “directa” es la “falta de oxígeno” en el agua del embalse, “como consecuencia, sustancialmente, de que el embalse no recibe aportes significativos de agua desde el río Adaja durante los últimos cuatro meses”.
Igualmente, se achaca a las “elevadas temperaturas actuales” el que propicien una “abundancia de microorganismos” y que, en estos momentos, el embalse “no tiene termoclima”, por cuanto “se ha roto la estratificación, no existiendo restricciones de movimiento entre la temperatura y el fondo del embalse”.
Asimismo, se incide en el hecho de que los nutrientes no pueden moverse “libremente”, lo que fomenta la aparición de microorganismos consumidores de oxígeno.
Sobrepoblación
Estos informes concluyen que los vertidos de los reboses que se realizan desde la
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