viernes, 5 de septiembre de 2008

SISOU. la carpa de rio lobos




Hola!. Mi nombre es Sisou, de la especie Cyprinus Specularis, conocida con el sobrenombre de carpa de espejos, yo nací un buen día en el gran embalse. Un embalse que recoge toda el agua que viene procedente del tormes, por toda la cuenca de la sierra de Gredos, allí convivía con mis padres mis hermanos y mis amigos, y con otras especies de peces, truchas, barbos, bogas, y se comentaba que había un pez muy depredador y sanguinario que se llamaba lucio, yo particularmente no había visto ninguno, ¡ni falta que me hacia! Aquí en mi casa vivía feliz, teníamos bastante comida que el embalse nos ofrecía, comíamos semillas que venían con el aire, saltamontes que se despistaban y caían al embalse, y la cantidad de especies de insectos que como nosotros vivían en el embalse. Todo el día mis hermanos y amigos, nos lo pasábamos saltando y echando carreras haber quien nadaba mas deprisa, era muy divertido, todo iba alas mil maravillas, asta que un día, jugando y nadando, y nadando nos acercamos donde se nos tenia prohibido nadar, por el peligro que esto conllevaba. Era el gran muro como le llamaban nuestros mayores, y el peligro que allí había, eran unas corrientes de agua que como te cogieran te llevaban al otro lado del muro, y entonces desaparecías como por arte de magia, nadie sabia que era lo que había detrás del gran muro de piedra. Sin darnos cuenta como estaba contando, mí amigo Lou, y yo fuimos arrastrados por la temida corriente, que en un plis plas, nos llevo al otro lado del muro, yo no se lo que estaba sucediendo, pero fui por la corriente golpeándome con la pared del muro, asta que entre de golpe en el agua otra vez, yo solo sabia que llamar a mi mama, y lloraba porque no sabia donde estaba, allí había mucho ruido de agua y mas corriente que en el embalse, yo seguía llamando a mí mamá, de mi amigo Lou no sabia nada, no lo veía por ningún sitio, no sabia que había sido de el. De pronto sentí como alguien me acariciaba, y con una voz muy dulce me decía no llores no llores, me gire para ver quien era, era una vieja carpa que trataba de consolarme, y que yo agradecí mucho en aquellos momentos tan desesperados, ella fue la que me dijo donde me encontraba y que era aquel lugar donde yo estaba, lo que me podía pasar, si salía de allí, del faldón como ella lo llamaba, era como un estanque de agua que caía del gran muro, el resto de agua lo llamaba Río, por donde corría todo el agua que de allí caía, eran corrientes, piedras como las llamaba a unas cosas muy duras, que si no tenias cuidado con ellas te podías hacer daño. Me contó que como yo también había nacido en el embalse, y que también un buen día que jugaba fue arrastrada por la corriente, y callo al faldón de la pared, me contó que llevaba allí muchos años y que yo no era el primero en caer ni tampoco seria el ultimo, que había consolado a muchos alevines como yo y ayudado a salir de allí, pero lo peor fue cuando me dijo que nunca mas podría volver al gran embalse, pero que según tenia oído, que había otros río abajo, pero que eso no lo podía asegurar, pues solo eran leyendas que contaban. Yo era un pez aun pequeño, pues solo tenía un año, y con Sixsá como así se llamaba esta vieja carpa, pase muchas temporadas, ella me enseño todo lo que un pez necesitaba saber para sobrevivir en un entorno como este, hacíamos salidas para el río, para que yo fuera aprendiendo a vivir en el, me enseño los peligros que el río escondía, peces muy malos que se comían a otros peces, como lucios, truchas de gran tamaño, y uno que le llamaban hucho, pero me enseño, que con el que tenia que tener mucho cuidado, era con uno que no era ningún pez, y que no vivía en el río, y que usaba una técnica de caza, que consistía en ponernos comida, y luego, cuando te comías esa comida, esta se te agarraba a la garganta y te arrastraba fuera del río, y jamás volvías a el, me contó que ella tubo mucha suerte, que un día decidió salir fuera del faldón al río, y fue sacada del río por uno de estos seres que no sabría como definirlos, solo sabe, que sintió al comer un grano de una semilla amarilla, que encontró en el lecho del río, que se le quedo agarrado en la boca y notó una fuerza que la arrastro hacia la orilla, y que allí la agarraron una especie de tentáculos que la apretaron muy fuerte en el cuerpo y pudo ver la cara de este depredador, dice que lo que mas recuerda de su cara, fue un montón de pelos que tenia por encima de la boca, después abrió la boca, y hizo unos ruidos muy extraños, y los tentáculos me quitaron la semilla de la boca y me arrimaron al agua, de pronto note como ya no me apretaban y salí disparada nadando y nadando todo lo que podía hacia el faldón, donde yo me encontraba mas segura, pues allí nunca me había pasado esto. Yo, pasaba grandes ratos escuchando


sus historias y relatos de sus experiencias, de pronto un día, Sixsá se empezó a encontrar mal, decía que apenas tenia fuerza para nadar, y, que darse suspendida en la superficie del agua, ella me decía que había llegado su hora, que era demasiado vieja, y que esto sucedía por naturaleza, me dijo que pasara lo que pasara que no estuviera triste, yo me dedique a buscarle unos saltamontes para que comiera un

Poco, pues los saltamontes eran escasos, y a SixsáSixsá habían terminado, la coji por la cola i la arrastre hasta una especie de agujero que había en el faldón, y la introduje allí para que la corriente no pudiera llevársela, pues siempre avía estado en el faldón de la gran pared, y quería que su espíritu siguiera allí. Bueno pues otra vez me volvía a encontrar solo, pero esta vez ya no era ningún alevín, pues ya tenia tres años, no es que fuera muy grande pero con Sixsá había aprendido muchas cosas, empecé a plantearme salir del faldón, pues yo lo que quería era estar con los míos, y descubrir la verdad de las leyendas que me contó Sixsá sobre otros embalses, hasta que un buen día, me decidí a salir del faldón y aventurarme río abajo, el agua era mas fría que la del faldón, y había mas piedras, y mucha vegetación, y cantidad de insectos, muchísimos mas que en el gran embalse, vi por primera vez a las truchas eran inconfundibles como me había dicho Sixsá, se las diferenciaba del resto de los peces por sus puntitos rojos, que tenían por todo el cuerpo, me encontré con bogas, barbos, ellos me dijeron que tuviese cuidado con los huchos y con los lucios, yo tenia hambre pero también tenia miedo por lo que le ocurrió a Sixsá con la semilla amarilla, y lo que me contó de esos seres, pero algo tenia que comer, sino no podría sobre vivir, comía insectos, y larvas que vivían en el río, y algunas hiervas que había en el río que nunca las había probado, y la verdad es que estaban muy buenas, pasaba largas temporadas en sitios donde yo creía estar seguro, y el agua estaba mas caliente que en otras zonas del río, hasta que un día en uno de estos lugares, estando comiendo plantas, llego una boga muy asustada, gritando, ¡el lucio, el lucio! ¡Que viene un lucio! Ella subió río arriba por las corrientes, pues las bogas nadan muy bien por ellas, yo estaba muy asustado y no sabia donde esconderme, me introduje entre la vegetación del río, y no me moví, de pronto una gran sombra apareció al lado mío, era la de un lucio enorme, pude deducirlo por las explicaciones que me había dado Sixsá de estos peces, cuerpo muy estirado, ojos grandes y amarillos, y con una gran boca repleta de dientes, que cuando un pez es capturado es prácticamente imposible salir de ella, me temblaban asta las aletas del miedo que tenia, pero tenia que seguir inmóvil para que no pudiera verme, pues también me contó que su velocidad de caza era impresionante, y su oído muy fino, pero no tenia olfato como las carpas, paso un gran rato que a mí se me hizo eterno, inmóvil como si fuera un tronco de un árbol sumergido en el río, hasta que por fin decidió marcharse, yo todavía pase un buen rato sin moverme por si acaso estaba por allí, decidí salir y marcharme de aquel lugar río abajo. De lo que si me daba cuenta, era que cuanto más bajaba el agua era más caliente y confortable. Fui bajando río abajo de luna a luna, fui conociendo peces, fui dejando amigos, fui esquivando peligros, y también pude comprobar como esos seres, capturaban peces que jamás volvían al río, pues mi meta era descubrir las leyendas que Sixsá me había contado, y encontrar el lugar idóneo para vivir. Un día llegue a una zona muy ancha del río, que cuanto mas me adentraba en esa zona mas profundidad había, y mas se parecía al gran embalse donde yo nací, asta que de pronto, comprobé que me estaba metiendo en un embalse, ¡eran ciertas las leyendas que había oído Sixsá! Pobre Sixsá si pudiera saber que esto era verdad, en seguida empecé haber grupos y grupos de mis congéneres las carpas, todas me hacían preguntas de cómo era el gran embalse, pues habían oído hablar de el a otros que como yo habían estado allí, era maravilloso volver a estar entre los míos, allí también había un gran muro, y seguro que al otro lado había otro río, y quien sabe si habría otra Sixsá para consolar a los que caían por la gran pared, yo por mi parte no que ría comprobarlo, pues ya había tenido demasiadas emociones, y me encontraba en mi


hábitat, forme una familia en este embalse, pero aquí no acaba mi historia, un día estando con los míos con mi familia comiendo unos insectos negros con patas negras y unas largas alas, que cada año caían como por arte de magia en el agua, ¡y que por cierto nos volvían locos a todos los peces! apareció un gran lucio, pues en este embalse había buena cantidad de ellos, yo para defender a mis hijos que estaban totalmente aterrados, decidí llamar su atención haciéndome la herida, tenia que llevarlo hacia el muro, yo sabia que si lo conseguía la corriente podría librarnos de el arrastrándolo al otro lado del muro, y así jamás volver a verle, logre llamar su atención y el fue siguiéndome asta llegar al muro, cuando logre acercarme hasta la corriente, hice un giro para librarme de esta, pero el lucio fue mas rápido que yo y logro morderme por la cola, y fuimos arrastrados los dos por la corriente, en esta ocasión no caímos por un muro sino por una pendiente, que nos llevo a una especie de río muy raro sin

Vegetación ni piedras, solo era una corriente continua que te llevaba río abajo, del lucio no supe nada me debió de soltar cuando caímos. Yo me dejaba llevar por la corriente pues esto era una cosa muy rara, así fui mucho tiempo, en el cual medio tiempo a pensar en los míos que jamás volvería a verlos,


Pero prefería esto a que aquel lucio hubiera acabado con la vida de mis hijos. De pronto otra especie de caída que me saco a un, ¿embalse?, que era aquello, ¿el paraíso?, era un entorno muy distinto de donde yo venia y de donde yo había nacido, el agua estaba caliente, el fondo lleno de vegetación, y muchas larvas de insectos, comida por todas las partes, y lo mejor grupos enormes de carpas de espejos, unas nacidas allí, otras arrastradas por las corrientes, aquello era como un sueño, como un paraíso para vivir, solo me entristecía cuando pensaba en los míos, pero tenia que asumir, que allí empezaba una nueva vida para mi, y que el destino lo había querido así. Me integre con un grupo enorme de carpas de espejo como yo, con el que revolvíamos el fondo para sacar las larvas de libélulas que allí viven y poder comérnoslas, al ir a comerme una de estas larvas choque con otra carpa que también intento comer la misma que yo, cual fue mi gran sorpresa y satisfacción al ver que se trataba de mi gran amigo Lou, ¡lou! ¡Eres tú! ¡Que alegría! ¡Yo pensaba que estabas muerto! ¡Sisou amigo! ¡Tenemos tanto que contarnos! Y pasamos días y días comiendo y contándonos cosas, Lou había formado su propia familia y tenia cantidad de hijos. También me puso al día de los peligros que allí había, no todo era de color de rosa, allí también había lucios, y también esos seres que te engañaban con la comida, pero que había temporadas que no se los veía y luego de pronto aparecían de repente, Pero que hacían mucho ruido y podías detectarlos fácilmente y ponerte en guardia. Pasamos muy buenos ratos. Yo ya e formado mi propia familia, y esta temporada ya tendré alevines. Estando un día dando una batida a las larvas de libélula, mordí una que me arrastraba hacia la orilla yo tiraba y tiraba con todas mis fuerzas, pero ella también hacia mucha fuerza y me causaba un gran dolor en la boca, ¿Qué era lo que me estaba pasando? ¡Era una larva de libélula! ¡No era una de esas semillas amarillas que solían utilizar esos seres! Después de una lucha constante yo ya no tenia apenas fuerzas para seguir nadando, y fui arrastrada


hacia la orilla, y también como le paso a Sixsá unos tentáculos me agarraron del cuerpo sacándome del agua, y pude comprobar que se trataba de uno de esos seres, habría la boca y hacia unos ruidos muy fuertes, de pronto apareció otro, y me cojio con sus tentáculos y me levanto, mientras el otro hacia algo raro con un aparato que brillaba y salía una luz que te deslumbraba, lo que si me llamo la atención fue que estos no tenían pelos por encima de la boca, como me había dicho Sixsá, pero lo que me llamo la atención, fueron sus grandes ojos negros que brillaban con la luz, después se acerco a la orilla y me dejo de apretar con sus tentáculos, y entonces yo Salí nadando todo lo que podía pues no tenia muchas fuerzas, creo que este ser no caza para comer, sino yo no hubiera estado otra vez aquí contigo, le contaba a mi amigo Lou de lo que me había pasado.



. Ser = pescador

. El gran embalse = pantano de Santa Teresa

. Semilla amarilla = maíz

. Pelos encima de la boca = bigote

. Río raro = canal de Villoria

. El otro embalse = embalse de Villa Gonzalo

. Insectos negros = Hormigas haladas

. Ojos del ser = gafas

. Tentáculos = dedos del pescador

. El embalse, o paraíso = Río lobos

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La de la foto es Siou, si la pescan devuélvanla al agua se lo merece



PD. Como será muy difícil de diferenciarla devuélvanlas todas



TASIO REDONDO