piluca Burgos corresponsal valladolid 15/02/2012
Las excursiones familiares para pescar cangrejos en los pueblos de la provincia ya forman parte de la historia. El nuevo Real Decreto de Especies Exóticas Invasoras prohibe la captura tanto del cangrejo señal como del rojo o americano. Exactamente, lo que sanciona es la repoblación y el transporte. Es decir, capturarlos y llevarlos a casa, con intención de que terminen en la cazuela, está tipificado como un delito contra el medio ambiente.
La norma extiende la prohibición a la trucha arcoiris —la que se compra en las pescaderías, criada en piscifactoría, y que repuebla aquellos cotos de la Comunidad de carácter intensivo— y al hucho, un pez que, en la Comunidad, sólo se encuentra en el Tormes de Salamanca.
En León, los pescadores de cangrejo serán los únicos afectados por el decreto. Y es que las aguas leonesas están internacionalmente reconocidas como uno de los mejores lugares para practicar la pesca de trucha común, por lo que no es necesario repoblar sus cotos con arcoiris. Mientras los más de 180.000 pescadores con licencia en Castilla y León podrán continuar con la pesca de trucha común en León, los municipios rurales asistirán extrañados a un verano diferente. Un verano sin aquellos turistas que, retel en mano, se acercaban cada fin de semana a los pueblos leoneses.
Más de dos mil permisos. El año pasado, cerca de 2.300 pescadores solicitaron un permiso para capturar cangrejos en los once cotos de León. La Consejería de Fomento y Medio Ambiente estima que con esta activad sumó, en 2011, alrededor de 19.000 euros a las arcas autonómicas.
Los pueblos de la provincia que no disponen de cotos también verán mermados sus ingresos por la ausencia de esta turística actividad. Y es que los ríos leoneses cuentan con una decena de tramos libres donde desarrollar la pesca del cangrejo y con ella atraer a visitantes.
Según el Real Decreto aprobado por el Gobierno de Zapatero, las especies exóticas invasoras constituyen una de las principales causas de pérdida de biodiversidad y su introducción puede ocasionar graves perjuicios.
En cambio, desde la Consejería de Medio Ambiente advierten de que «la pesca es la única estrategia de control y el único factor regulador de población del cangrejo rojo y señal». En cuanto a la trucha arcoiris, que desde 1890 se suelta en los ríos españoles, «no existen indicios de su reproducción en hábitats naturales». Estos ejemplares «están acostumbrados» a alimentarse con pienso y «han perdido su instinto depredador». El objetivo es el de «reducir la presión de los pesca dores sobre la trucha autóctona en los cotos intensivos».
La Junta ha calculado unas pérdidas de 425.000 euros al año con la entrada en vigor de la normativa. El Ejecutivo regional no está dispuesto a renunciar a esta cantidad e impugnará el texto. La Consejería de Fomento y Medio Ambiente ya ha presentado un requerimiento previo a la vía contencioso administrativa y mantuvo, la semana pasada, una reunión en el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, junto al resto de comunidades, para pedir su derogación. El Gobierno central se ha comprometido a estudiar y a apoyar la reivindicación.