viernes, 8 de febrero de 2013

LOS CAMPOS GEOMAGNETICOS GUÍAN A LOS SALMONES DE VUELTA A CASA



El misterio de cómo los salmones navegan miles de kilómetros en mar abierto para localizar su río de origen antes de viajar corriente arriba para desovar ha intrigado a los biólogos durante décadas. Desde que hace unos años se apuntara la idea de que los campos magnéticos de la Tierra podrían jugar su papel, junto al olfato o la vista, por ejemplo, distintos estudios han intentado explicar esa estrategia de vuelta a casa de los salmones. Ahora, una investigación demuestra por primera vez de forma experimental esa ayuda a la navegación que supone el magnetismo terrestre.
En el estudio, que publica la revista «Current Biology», los científicos examinaron 56 años de datos de pesquerías, que documentan el retorno del salmón rojo al río Fraser, en la Columbia Británica, y que revelan que la ruta que eligieron para sortear la isla de Vancouver muestra una correlación directa con los cambios en la intensidad del campo geomagnético.
Y es que los investigadores eligieron la isla de Vancouver a propósito. Según ellos mismos aseguran se trata de un laboratorio natural para el estudio del salmón, que en su regreso al río Fraser se encuentra este trozo de tierra como obstáculo en su camino, de manera que no le queda más remedio que desviarse y tomar una de las dos rutas para rodear la isla.
De esta forma, los investigadores hallaron que las variaciones en la intensidad del campo geomagnético se corresponden con la ruta que el salmón eligió. Así, cuando el nivel de intensidad normal se desplazaba hacia el Norte, los salmones elegían la ruta septentrional para retornar a la desembocadura del río, y lo contrario. La Tierra tiene un campo geomagnético predecible, que se debilita a medida que se mueve desde los polos hacia el ecuador.
Lo que los científicos pudieron demostrar en la isla de Vancouver es que este cambio geomagnético representó alrededor del 16 por ciento de las variaciones en la ruta migratoria, explica Nathan Putman, de laUniversidad Estatal de Oregón y autor principal del estudio, mientras que los cambios en la temperatura superficial del mar representó un 22 por ciento. La interacción entre estas dos variables representó un 28 por ciento adicional en la variación de la ruta de los salmones.
«El salmón es un pez de agua fría, y en igualdad de condiciones, prefiere temperaturas más bajas en el mar», dice Putman, pero «el hecho de que también demuestren fidelidad geomagnética en la elección de una ruta muestra que esto podría ser un importante instrumento en su caja de herramientas biológicas para guiar su camino a casa».
Putman explica además que en sus estudios previos sobre el río Columbia pudo comprobar que la intensidad magnética se desplaza menos de 30 kilómetros en cualquier dirección en un período de tres años, que es aproximadamente el tiempo que la mayoría de los salmones pasan en el océano.